La llamada de la tribu
Muy a menudo, durante la juventud temprana, uno se pregunta de dónde puede haber salido y por qué es tan diferente del resto de su familia. Son preguntas que surgen de forma automática cuando miras a tu alrededor. Las diferencias suelen comenzar con los gustos musicales. Mis preferencias por los Rolling Stones cavaron una brecha insalvable con mis hermanas, que siempre fueron más de los Beatles. A partir de alinearme con sus satánicas majestades ya nada fue igual. Los muros empezaron a elevarse y yo a quedarme aislado. Unas cosas llevaron a otras. Las preguntas empezaron a surgir. A la misma velocidad y con la misma intensidad que la insatisfacción ante las respuestas que recibía. Comencé a buscar mis propias razones. Ante "verdades oficiales" sentía crecer en mí nuevas preguntas, cada vez más esquinadas, más angulosas, más intencionadas y más sutiles, que solían terminar en un "porque lo digo yo y punto", rematado con un "y si no estás de acuerdo, ya sabes dónde está la puerta"...
Siempre supe dónde estaba. Así que decidí atravesarla. Desde aquel momento dejé de aceptar las cosas como querían dármelas. Seguí preguntando. Me han invitado a un almuerzo familiar. Uno de esos extraños almuerzos en los que ya nunca coincidimos todos los miembros del clan porque somos muchos, porque vivimos muy alejados y porque (ellos) se han reproducido con fruición. Aún así se avecina una mesa larga y poblada. Uno suele ir a esos encuentros con ánimos encontrados. Compartir con la familia es algo que primitivamente siempre deseo. Pasa tanto tiempo entre ocasión y ocasión que termino, indefectiblemente, idealizándolo. Mi lado animal busca su manada. En el lado opuesto, la racionalidad de la experiencia provee todas las precauciones posibles: discusiones, encontronazos, descubrir la milonga del adeene compartido viendo al de enfrente tan distinto viniendo del mismo sitio, hace que prefiera evitar estos encuentros y seguir limitándome a la tarjeta navideña.
Así, entre animalidad (tribu) y racionalidad (mi yo) he resuelto el conflicto y allá vamos.